Una nueva "clase política"

Estos son algunos datos reales desde que gobierna el PP de la de Cospedal en Castilla-La Mancha:

1.- Unos 70.000 ciudadanos han perdido su puesto de trabajo en apenas un año.
2.- Hay 276.800 parados en Castilla-La Mancha.
3.- Se han destruido más de 10.000 empleos públicos, entre ellos 5.000 en Educación y 2.000 en Sanidad.
4.- Ha crecido en 15 puntos el paro juvenil, pasando del 42% al 57%.
5.- Hay 112.000 parados que ya no cobran ningún tipo de prestación.
6.- Un total de 82.000 hogares tiene a TODOS SUS MIEMBROS EN PARO.
7.- Unos 4.000 autónomos se han visto obligados a cerrar sus negocios desde que gobierna Cospedal.
8.- Hay 3.493 empresas que se han dado de baja en la Seguridad Social porque no han podido mantener su actividad.
9.- Caída de un 10% de los salarios de los empleados públicos. (En algunos casos, se ha producido una bajada del 30%).

Se trata de un argumentario que juzga, con datos reales, una acción de gobierno que, se supone, debe responder al mandato que le han entregado los ciudadanos. Y ese es el actual balance del gobierno del Partido Popular de María Dolores de Cospedal en Castilla-La Mancha.

La situación es realmente muy grave. La llamada "clase política" es considerada en la actualidad, por parte de los ciudadanos, no como una solución sino como parte del problema. 

Pero, paradójicamente, es la regulación, la implacable aplicación de una justicia justa, es la buena política la única que puede salvarnos de la imparable agresión de los mercados, de quienes siguen manejando los hilos de las ingenierías financieras; de todos aquellos que siguen enriqueciéndose y a los que les importan muy poco, absolutamente nada, esos 70.000 ciudadanos que han perdido su trabajo o los 82.000 hogares que tienen a todos sus miembros en paro en Castilla-La Mancha. Los políticos deben apoyar a esos muchos que actualmente pierden mucho, en vez de los pocos que siguen ganando mucho. Otra vez la lucha por lo evidente.

No podemos seguir confiando en políticos que se dedican a jugar con los ciudadanos. Es absolutamente preciso para nuestra supervivencia que surja una nueva "clase política" dispuesta a enfrentarse seriamente con ese poder informe que maneja coyunturas, sociedades, países y se comprometa a defender a los ciudadanos en vez de actuar como cómplices del tremendo desequilibrio. El reto es enorme, puede que ya se trate de una utopía, pero quien lo haga contará con el apoyo de la mayoría: nuestra única salvación son las leyes, el gobierno para los ciudadanos y el final definitivo de la corrupción.

Al lado de estas necesidades, la actual forma banal de hacer política se convierte en una farsa pueril a estas alturas de la dramática película.