¿Quién gobierna Castilla-La Mancha?

Todo este extraño, turbio y sospechoso asunto de los sobres y los sobresueldos a cargos del Partido Popular ha servido para poner de manifiesto que De Cospedal ha mejorado su estilo y su oratoria escénica. Debemos reconocer que nuestra presidenta es ya toda una experta deambulando por platós y estudios de radio, con su fina dialéctica, poniendo firmemente nada en claro, contestando en abstracto a preguntas concretas y..., y lo peor, una experta olvidando a "su gente", a Castilla-La Mancha: ¿de verdad De Cospedal tiene tiempo material, disco duro libre en su cerebro y don de la ubicuidad para ocuparse de asuntos de primera magnitud y gobernar nuestra región, algo que debería ser su única y verdadera dedicación?

¿Acaso los problemas que atraviesa nuestra comunidad no son de primera magnitud? ¿No se merece Castilla-La Mancha una presidencia que ocupe todo su tiempo y toda su inteligencia en resolver nuestros problemas y dar un horizonte a nuestro futuro? ¿A qué viene este desafío del "yo puedo con todo" cuando los hechos demuestran que es algo absolutamente imposible?

Lo peor es que despacha nuestros asuntos de la región como plato de segunda mesa, de un plumazo, algo que ya va siendo habitual en su forma de gobernarnos, sin escuchar nunca la opinión de los ciudadanos en asuntos como el cierre de las urgencias nocturnas.

Lo mejor sería que De Cospedal reconozca que su responsabilidad en el partido que gobierna España no le deja tiempo ya para ocuparse como debiera de Castilla-La Mancha.

Pero hay algo aún peor y es, como ya se rumorea en algunos ambientes, que su sucesor fuera el consejero de Sanidad, el maestro en frases desafortunadas. La última de José Ignacio Echániz ha sido afirmar que los Puntos de Atención Continuada (Urgencias) sólo atienden problemas de "índole menor, como una otitis, lumbalgia o migrañas".

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